jueves, 28 de abril de 2011

Caminaba como de costumbre, por el mismo lugar que paso TODAS las semanas. Y se me ocurre pensar, yo en su lugar estaría ansiosamente esperando que pase por la puerta de casa, estaría PEGADA a la ventana o en la puerta con alguna buena excusa, y que ¡ups! ¡casualidad! Nos cruzamos. Pero no claro, el Sr. colgado nunca lo haría. Es obvio, no me lo voy a cruzar. Podría ponerle un poco de onda y salir aunque sea a saludarme ¿no? Sigo caminando. Miro al frente y converso conmigo misma otra vez. ¿Será él que está en la vereda? No, no creo, si no veo nada yo, seguro que es en otra casa, u otra persona. Aunque pensandolo bien, podría ser. Sigo caminando. Sí, era él, y yo perdí mi tiempo pensando qué haría en su lugar en vez de pensar en qué decirle ¿Que cuánto duró la conversación? Cinco minutos y poniendole onda. Fracasada.

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